RELATOS AUTOBIOGRAFICO

El camino para llegar a ser estilista narrado por un Paisa

Autor: JOSE AVENDANO

 

Hola soy Juan Pablo Atehortúa, me considero Paisa, soy estilista que nace en la ciudad de Medellín, Colombia y que por razones familiares nos mudamos y viví junto a mi madre en la ciudad de Cali hasta los 32 años de edad. Actualmente vivo en Miami, Florida en Estados Unidos de Norte América, donde se me otorgó el derecho de rehacer mi vida, mediante un proceso de asilo político por mis aspiraciones políticas como concejal para la comunidad LGBTI en Cali.
Además de esta razón, atravesé por problemas personales, familiares, sumándose el contexto del COVID Por tal razón decido migrar a USA, sentía que era un país que me iba a proteger, buscaba la protección que en Colombia para ese entonces no tenía, sentí en Colombia como que mi padre no podría cuidarme o me dejaría morir, entonces me toco buscar otro padre, quien me dijo venga quédese, le daré asilo político.
Miami me asombro, me parecía estar en mi propia casa, pero con mejor tapete, con mejores calles, trasladarme significo un cambio de vida, de lugar sin echar marcha atrás. Al llegar acá y tener apartamento, tener mi carrito, tener mi propio negocio, haberme comprado las cincuenta mil carteras, los cincuenta mil zapatos, decir voy a cenar con Hugo con Luis, ya eso es un logro, siento que he ido escalando sin necesidad de estresarme y ni de pisotear a nadie.
Mi vida en Cali
Antes del 2019 viví en un estado de confort, tenía casa, carro, clientas, un núcleo social ya conformado, de haberme quedado hubiera sido un estilista exitoso en Cali. Mi primera peluquería fue una sociedad con mi marido, un estilista reconocido, juntos montamos una peluquería super bonita, posiblemente la más top de la ciudad de Cali, en una zona estratégica como decir estar en Down Town en Miami. Para poder llevar a cabo este proyecto tuvimos que hacer un préstamo al banco y a mi madre, dinero que todavía estoy pagando, un préstamo a 15 años de plazo.
Al inicio sentí miedo, porque la mayor clientela la tenía mi pareja, pero con las poquitas clientas que me siguieron empecé a hacer una vida de estilista y dueño de negocio, con otras responsabilidades negocio que duro solo dos años, al terminar mi relación con mi esposo fue el fin de mi sociedad y el inicio de mi nuevo salón llamado Runaway.
Luego me fui a un centro comercial, quise llevar mi negocio a algún lugar donde me conociera toda la ciudad, pasé de ser de un peluquero nuevo a un estilista conocido dentro del gremio de los buenos; para ello me publicitaba en revistas, la prensa, desfiles internacionales, como estrategias para visibilizarse como la mejor versión de Juan Paulo estilista.
Recuerdo que mientras vivía en Cali viajaba hacia Miami por motivos de estudios, aquellos cursos de maquillajes que luego hacía en mis clientas me volvería exclusivo. Además, me capacitaba yendo a seminarios de color para casa que distribuían marcas reconocidas como Igora, Wella, Loreal, etc.
Recuerdo que para esa época los trabajos de color se caracterizaban por diseños de mechas en cintas marcadas, fue el inicio en el uso de keratinas, era el boom de los cabellos extremadamente lacios, ya después llegaron las puntas californianas y luego los ballayages. Ya como empresario estilista, empecé a hacer mechas divinas y por consiguiente a ganar más clientela, porque una les decía a las otras de la calidad de mi trabajo.
Hice estudios en administración de turismo donde aprendí las bases de lo que entra, los gastos, como se distribuye las ganancias lo cual me sirvió muchísimo. Estos principios de administración no los aprendí en la academia quizás en la actualidad ensenen clases básicas de contabilidad. Considero que tener conocimientos en administración tuvo un impacto positivo como estilista empresario para poder posicionarme en el mercado de Cali, pienso que el empresario que lleva su profesión con una buena administración lo llevara al éxito
Considero que el mejor servicio no solo es la infraestructura, no es solamente llenarlo de trabajadores y ponerlo bonito, la calidad va ligada a como se presta el servicio, porque usted puede ser el mejor estilista, pero si su trato humano no convence, de nada sirve lo material. Haber trabajado primero en una empresa me sirvió mucho, para poder interpretar sobre el trato a clientes o cuando se maltrata a los trabajadores.
Cuando tú has sido empleado sabes tratar a tus empleados, porque si a mí no me gustaba que me gritaran, lo mínimo que iba hacer era gritar a mis empleadas. Como trabajador algo que me daba rabia era que abusaran del horario, yo ya sé lo que es que le digan a uno una hora más, y que luego no te la vayan a pagar, eso es injusto.
Mis experiencias laborales antes de ser estilista
Antes de ser estilista mi primera experiencia laboral fue en una clínica médica llamada Fundación Valle Lillian una de las mejores en Suramérica, allí hacen los mejores trasplantes de hígado, corazón. En el sector salud laboré como camillero patinador, camilleros de rayos x, auxiliar de terapias respiratorias. Posteriormente trabaje en área administrativa en facturación de Rayos X y en Radio Terapia siempre en el rol administrativo, de servicio y atención al cliente con pacientes de cáncer. Siempre tuve la vocación de servicio, pero el tener esa sensibilidad con las enfermedades me hizo más humano; más sin embargo no era lo que más me gustaba.
Antes de ser estilista me decía, “como voy a estudiar peluquería, que pena”, siempre terminaba en el cuento de la salud. Para entonces, tenía la idea que el peluquero es el gay de barrio de un perfil bajo, ideas que aprendí viendo las telenovelas donde presentaban al estilista como el chismoso, el ridículo, el chistoso, definitivamente era algo que yo no quería en mí, nunca me proyecte como el artista o el profesional.
Entre los 18 y 19 años, Mientras trabaje para la Fundación, no tenía muy claro el tema de ser gay estaba muy escondido, manejaba la doble cara y moral, tenía novia y jugaba con el tema, por consiguiente, pensar en estudiar peluquería sentía que me iban a pillar, ósea me iban a descubrir. Luego hice amigos peluqueros, explore un mundo que no conocía yendo a discotecas, al gimnasio, me preocupaba por el cuido de mi cuerpo, fue cuando entonces entre de verdad en lo que era el mundo gay.
Nunca tuve la vocación de ser estilista, pero si la de ser artista, me atraía todo lo que tenía que ver con diseño, arquitectura, arte. Mas sin embargo, desde niño me llamo la atención el maquillar y peinar a mi abuela, a mi madre, las trapeadoras, a las barbies de mis primas les hacía recogidos con las técnicas que yo mismo creía que desarrollaba o veía en las revistas y recuerdo que en algún momento de mi exploración sexual jugué con los maquillajes de mi mama.
Mis primeros pasos hacia la profesionalización
Empecé a prestar interés al irme a cortar el cabello, era muy receptivo, todo lo que veía lo hacía sin antes haberlo hecho, me llamaba mucho la atención la forma de mover las manos. Luego aquellos peinados, rizados permanentes que veía ejecutar a mis amigos estilistas los repetiría a mis compañeras de trabajo casi de forma innata, como que había sido peluquero en otra vida.
Cuando fui incapacitado a no trabajar debido a un accidente de motocicleta, durante tres meses, fue entonces cuando fui a la escuela de cosmetología, una carrera técnica muy corta, ya que invente era estilista con el objetivo de homologar la carrera. Para ese entonces, ya sabía hacer crespos, cepillar, hacer una cola, yo hacia el cono sin haberlo estudiado, hacía unos corbatines, maquillajes etc.
Mi nuevo comienzo en Miami
Para insertarme en el mercado de Miami use el método por recomendación, lo primero que hice fue conectarme con las amigas, es coger una para que esa les diga a otras. Hoy en día es más fácil posicionarte ya que contamos con las redes sociales, pero sobre todo siento que tiene que ver mucho la personalidad, se debe tener un balance, saberse mostrar y vender, porque si usted tiene un buen producto, acá en Miami te lo compran.
Al inicio era inmigrante indocumentado, un ilegal nuevamente con mucho miedo, empecé a trabajar primero a domicilio, luego por recomendación de dos amigos fue que mostré el portafolio a la dueña de una sala de belleza, ella debe haber dicho, este maje si sabe cuándo me dijo: si, usted se queda.
Para ese entonces, empezaba a trabajar por debajo, ilegal, pero debes esconderte por si iban a hacer inspecciones. Recuerdo que un día llegaron los inspectores y nosotros corríamos por todo este Down Town, daba miedo porque nos multan; de hecho ese día multaron a un compañero, él tampoco tenía licencia, la multa lo paga al estilista que multan , y me imagino que si es una forma grave ponen en penalidad al salón.
En cuanto llega el asilo, llega mi social y mi permiso de trabajo; luego tuve que traer todos los certificados de estudios, los cuales presente en una escuela estatal quienes me hicieron un examen para obtener la licencia como Estilista Cosmetólogo.
Acá es un país donde venís a competir no solo con los del país, sino con los del mundo, porque acá hay peluqueros de Latinoamérica y Norteamérica, acá uno se empieza a mezclar con Venezolanos, Puerto Riqueños, Hondureños, Guatemaltecos, Colombianos, Brasileros. Las competencias se dan por ejemplo, cuando se dice que los de Brasil hacen los mejores colores o cuando empiezan a ver que los Venezolanos y Colombianos son los mejores maquilladores
Conceptualizando el ser estilista
Defino el concepto de estilista como la habilidad de transformar de lo feo a lo bonito. Ser estilista es para poder interpretar, encasillar en una sola apariencia según ciertos protocolos o políticas que se exigen, debemos hacer diagnósticos para poder sugerir, Pero sobre todo se debe tener una percepción del gusto para poder crear un estilo, por ejemplo, si tú eres extremadamente amarillo, como te vas a vestir de amarillo, usar tonos rosados para que te convine.
Hoy el estilo no quiere decir que yo me tenga que vestir de Gucci, Balenciaga, Praga, también me puedo ver reguetonero, roquera, glamurosa, urbano, por ende, el estilista estudia todo el look, debemos estar muy pendientes sobre lo pasa en el mundo del espectáculo, son los artistas quienes mueven el concepto de lo que se pueda y deba usar, por ejemplo, cuando se usó el Bob fue porque Victoria Beckham lo saco, todas querían el Bob que ya existía desde los años 20, lo trajimos a este siglo pero con modificación.
Actualmente me veo como un Juan Paulo más maduro, más tranquilo, con cosas más clara, sin ese afán ya de ser famoso, sino con la iniciativa de tener algo para el futuro, me veo proyectado con un salón, me veo con el mismo roll como estaba en Colombia. Por el momento, ya tengo mi sequito de viejas, no sé si me persigan por ser un buen estilista o por si yo les caigo bien, o quizas por la combinación de ambas; porque esa es mi magia, la gente cree más en mi espontaneidad , creen en ser uno mismo.
Te conté grosso modo un esquema de lo que es Juan paulo, puedo decir que como estilista he alcanzado la mayor creatividad. Ser estilista, pienso que no todo mundo lo logra, muchas llegan y a los tres meses se quieren regresar, no aguantan, no a todos les van bien; eso es muy personal y dependerá de tus retos, tus roles, tu capacidad de desempeñarte, porque lo que cada uno se proponga lo logra, si usted se propone y se inventa mecanismos para que lo conozcan lo va a conseguir.

 

1 Comment

Dejar un comentario