Sillas vacías, estudiantes al margen del saber universal
Autor: Jose Avendaño
Estas reflexiones que deseo compartir son parte de mis escritos que realice mientas estudiaba antropología social en la UNAN Managua, Nicaragua. A continuación les dejo algunos fragmentos de lo que fuese un trabajo mas extenso, por lo que pido disculpas por algunas inconsistencias. En una ocasión escuché decir a un docente, que los estudiantes que no estuviesen a la altura de la clase debían desaparecer o abandonar las aulas; muchos compañeros y compañeras fueron relegados, por pensar o actuar diferente, convirtiéndose el espacio de enseñanza en un lugar inhóspito. A continuación cito la experiencia educativa de una compañera de clases que desertó de la Universidad, cabe subrayar que por razones éticas se prefiere proteger su identidad.
«Bueno, la verdad es que nunca me sentí bienvenida a ese grupo de clases, ¿Qué podía esperar o exigir de ellos?, nosotros siempre fuimos “los malos ejemplos” y aparentemente lo creyeron así, el rechazo duele chiquillo, no me daban ganas de socializar con el grupo y por eso me salí (Anónimo, 2016)».
La cita anterior fue parte de una conversación vía Facebook, con una ex estudiante de educación superior, donde se manifiesta la clasificación y la exclusión que experimenta la joven, está pertenecía a un movimiento político a lo interno de la universidad, los que fueron recluidos a un árbol conocido como el Honguito, espacio adjudicado aparentemente a “drogadictos” e ignorando e invisibilizándose todo un movimiento sociocultural real que surgió de la injusticia; estudiantes que siempre mantuvieron una postura criticade contra toda la comunidad universitaria pro gobierno, al elevar sus voces desde el arte politico estos fueron expulsados y por ende en los espacios universitarios ya no eran espacios para la expresión de universos de ideas.
Desde esta lógica los jóvenes del Honguito fueron categorizados como los malos ejemplos, originado desde la lógica espiritual, lo que concuerda con lo que German Romero (1987) plantea en las Estructuras Sociales de Nicaragua, donde las universidades nacieron exclusiva para educar a la casta de la iglesia católica, fue en la Ciudad de León donde se edificó el Pensamiento moralista y ortodoxo de la universidad en Nicaragua.
En esta lógica de la universidad-iglesia se opera en los centros de estudios, tratándose a los sujetos como objetos de estudios; donde el pensar se convierte en una categoría de poder. Maldonado lo explica de la siguiente manera a partir de que “debajo del “yo pienso” podríamos leer “otros no piensan”, y en el interior de “soy” podemos ubicar la justificación filosófica para la idea de que otros no son” o están desprovistos de ser. (p.144) (Maldonado, 2007)”. Estas dos connotaciones evidencian la perspectiva ontológica en relación al ser y lo epistemológico en relación a los saberes.
Entonces los discursos deben leerse con sus significados ocultos, para comprender que los jóvenes que piensan diferentes, no solo no piensan como el sistema dominante, sino que no piensan, ni razonan y por ende son vistos y tratados como animales irracionales, inhumanos en su connotación racista. A partir de este discurso antiprogresista se justifican las razones para arremeter contra lo diferente y evidenciadas con las formas de reciclar cuerpos marginados.
Por tal razón, las distintas identidades de jóvenes al margen, son construidas en las formaciones discursivas de la comunidad universitaria; González, F. Luzón T y Torres M. (2012), explican que el término exclusión y construcción de desigualdades individuales y colectivas debe ser valorado desde cómo se categorizan, cuales son los discursos verbales y gestuales, cual es el problema de ser diferente en relación a los contextos nacionales y las formaciones discursivas. Este paradigma según Castro, S. (2007) se le atribuye a Descartes por el cual el animal es desterrado de la ciencia, surge desde el distanciamiento entre objeto y sujeto, donde el objeto para ser estudiado debe ser dividido y ordenado como un conocimiento más controlable, tangible.
Por consiguiente, se deduce que el conocimiento intangible es difícil de ser gestionado (Caraballo, M. 2006), los cuerpos diferentes deben ser clasificados debido a la dificultad de gestionarlos , concibiéndose entonces un saber tangible, racional, clasificados diferentes al modelo de ser humano idóneo para el desarrollo y progreso de una sociedad nacional.
Luego de que los jóvenes del honguitos fuesen identificados como los revoltosos, drogadictos fueron excluidos y por tal razón, rechazados del derecho de socializar con la comunidad educativa y por ende se le negó el derecho a graduarse y recibir un reconocimiento institucional. La exclusión de cuerpos se puede relacionar con lo que Ricardo Cardoso de Oliveira (2007) expresa sobre los niños Bororo, quienes al recibir el nombre, es cuando reciben una personalidad, es decir, antes de recibir su nombre, en caso de fallecer el niño será enterrado sin ningún tipo de ceremonia fúnebre (p.198). Muchos de estos jóvenes se les negó la acreditación como licenciado, el nombre que el Bororo le da el reconocimiento social, pero sobre todo se estaba exterminando las voces diferentes.
Según Pierre Bourdieu se demuestra cómo esta división de la estructura universitaria esconde una lucha feroz entre diferentes actores por la obtención de un determinado tipo de capital, lo cual explica también la competencia entre las diversas unidades académicas por los recursos financieros (Castro & Grosfoguel, 2007). En esta lógica subsisten departamentos llenando sus aulas de clases con jóvenes alienados, son vistas como mercancías para mantener vigentes carreras ya obsoletas. Por ende los jóvenes marginados son los que el sistema aprovecha objetivándolos, instrumentalizando su condición de persona, quienes deben dejar ser penetrados para sobrevivir, un acto en contra del discurso donde los pueblos lograran la libertad desde la universidad.
En conclusion considero que las universidades que velan por la pertinencia y relevancia social y que han construido su identidad institucional desde las luchas propias del pueblo oprimido deben reconsiderar esta problemática para profundizar en cómo se está mercantilizando grupos humanos . La homogenización de las metodologías está destruyendo la participación propiciándose la fragmentación, convirtiendo la universidad en una carnicería humana, desmenuzándose y posiblemente no para volver a ser armado, sino para desaparecer como tal. Las epistemes están siendo validadas por sociedades de conocimiento quienes dictan las normas y principios para alcanzar la cientificidad. Por ende la universidad está construyendo robots, máquinas para las maquilas y no seres críticos, responsables con las problemáticas reales socioculturales que aquejan no solo a sectores vulnerados, sino a quienes le integran. Para esto se debe fomentar la formación de estudiantes y docentes críticos, Se debe pensar desde las localidades contextualizando estos espacios según las lógicas locales, donde el estado sea un mediador entre el resto de localidades, para lograr la sostenibilidad del sistema global.